PREGUNTA: El Consistorio de París aprobó el día 21 la propuesta presentada por el Alcalde de Paris Delanoe de nombrar a Dalai "ciudadano de honor de Perís". ¿Tiene China algún comentario que hacer al respecto?
RESPUESTA: El 21 de abril, el Consistorio de París aprobó una decisión nombrando a Dalai "ciudadano de honor de París", lo que representa una grosera intervención en los asuntos internos de China y perjudica gravemente las relaciones entre China y Francia y, en particular, las existentes relaciones de amistad y cooperación entre los municipios de Beijing y París. China expresa su enérgico descontento y firme oposición a esta decisión.
Tíbet es parte inalienable del territorio chino; los asuntos de Tíbet son asuntos internos de China. China se opone enérgicamente a cualquier país o individuo que aproveche el problema de Dalai para intervenir en los asuntos internos de China. Los dichos y hechos de Dalai en los últimos decenios demuestran que él no es simplemente una personalidad religiosa sino un exiliado político que se ha dedicado durante largo tiempo a actividades destinadas a escindir China bajo el rótulo de la religión. La camarilla de Dalai es el organizador, planeador e instigador entre bastidores de los crímenes de violencia ocurridos el 14 de marzo en Lhasa y otros lugares.
Haciendo caso omiso a los hechos, algunos individuos y medios de Francia han venido lanzando desde hace algún tiempo declaraciones e informaciones muy negativas sobre China y se produjeron graves disturbios y sabotajes durante los relevos de la antorcha de los Juegos Olímpicos en París, todo lo cual ha herido gravemente el sentimiento del pueblo chino y perjudicado las relaciones chino-francesas. En tales circunstancias, la decisión hecha por el Consistorio de París de nombrar a Dalai "ciudadano de honor de París" sólo puede ser considerada como otra severa provocación contra los mil 300 millones del pueblo chino, incluido el pueblo tibetano, y un nuevo estímulo a la arrogancia de Dalai y los "independentistas de Tíbet".
China exige a la parte francesa adoptar inmediatamente medidas eficaces para eliminar la mala influencia de esta conducta errónea, dejar de estimular y apoyar a las fuerzas "independentistas de Tíbet" en sus actividades destinadas a escindir China, dejar de intervenir en los asuntos internos de China y salvaguardar las relaciones chino-francesas con acciones concretas.