El 22 de marzo de 2025, hora local, el miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, y el ministro de Asuntos Exteriores de Japón, Takeshi Iwaya, copresidieron el Sexto Diálogo Económico de Alto Nivel China-Japón en Tokio, al que asistieron responsables de 15 departamentos gubernamentales de ambas partes.
Wang Yi dijo que, a finales del año pasado, el presidente Xi Jinping y el primer ministro Shigeru Ishiba sostuvieron un encuentro en Lima y acordaron promover integralmente las relaciones estratégicas mutuamente beneficiosas entre China y Japón y construir las relaciones chino-japonesas constructivas y estables en concordancia con las demandas de la nueva era de acuerdo con los principios establecidos en los cuatro documentos políticos China-Japón, dejando clara la dirección de los esfuerzos de ambas partes. La celebración del Diálogo Económico de Alto Nivel China-Japón en esa jornada tras un lapso de seis años tiene como objetivo implementar los relevantes consensos alcanzados por los líderes de los dos países, reforzar la comunicación sobre estrategias de desarrollo económico y políticas macroeconómicas, consolidar los cimientos de la cooperación tradicional, explorar vías para la cooperación en nuevas áreas y nuevos modelos, elaborar conjuntamente un nuevo plan maestro para la cooperación económica y comercial entre China y Japón, y proporcionar un sólido respaldo económico para la promoción integral de las relaciones estratégicas mutuamente beneficiosas entre China y Japón.
Wang Yi afirmó que, desde la normalización de las relaciones diplomáticas entre China y Japón, el comercio bilateral ha aumentado más de 300 veces y se ha mantenido en un alto nivel de 300 mil millones de dólares estadounidenses durante 15 años consecutivos, y que la inversión bidireccional acumulada ha alcanzado casi los 140 mil millones de dólares estadounidenses. La estrecha cooperación industrial entre las dos partes y la profunda integración de los intereses económicos han traído beneficios tangibles a los dos pueblos y han demostrado plenamente que China y Japón son socios entre sí, en lugar de rivales; representan oportunidades el uno para el otro, en vez de riesgos; y deberían apoyarse mutuamente, en lugar de distanciarse. Ante los profundos ajustes en el panorama económico mundial, el creciente proteccionismo unilateral y los reveses en la globalización económica, China y Japón, como importantes economías del mundo, deberían establecer una percepción correcta entre sí, demostrar su sentido de responsabilidad, buscar el desarrollo común con una mentalidad innovadora, fortalecer la cooperación de ganancias compartidas, reducir los problemas y las divergencias, inyectar un nuevo ímpetu a la economía global y brindar certidumbre a este mundo turbulento.
En primer lugar, impulsar con celeridad la transformación y la actualización de la cooperación económica y comercial. Es necesario estructurar una nueva configuración de cooperación en concordancia con las demandas de la nueva era, llevar adelante la excelente tradición de “promover las relaciones políticas a través de la cooperación económica”, ampliar el diálogo y los intercambios en diversos terrenos y entre distintos departamentos y cultivar más nuevos puntos de crecimiento.
En segundo lugar, lograr asociaciones sólidas para el éxito mutuo. Es menester alentar a empresas de ambos países a llevar a cabo una cooperación innovadora en áreas como inteligencia artificial (IA), economía digital, conservación de energía y protección medioambiental, y comercio verde. Hay que reforzar la cooperación en materia de atención médica, salud y bienestar de las personas mayores y cultivar la “economía plateada”. Se debería expandir la cooperación triangular en mayor beneficio del Sur Global. A ambos países les incumbe apoyarse mutuamente en la exitosa organización de la Expo 2025 Osaka, Kansai, Japón, y la Exposición Internacional de Importaciones de China (CIIE, por sus siglas en inglés), respectivamente, e impulsar la cooperación a nivel subnacional.
En tercer lugar, resolver las preocupaciones razonables de cada uno de manera equilibrada. Es imperativo adoptar una visión prospectiva y persistir en avanzar hacia la misma dirección. Hay que hacer buen uso de mecanismos de trabajo como la consulta sobre la asociación económica China-Japón, establecer canales de intercambio entre gobiernos y empresas, ampliar el acceso al mercado y eliminar las restricciones discriminatorias. Hace falta evitar la politización de la seguridad económica y mantener la estabilidad y la fluidez de las cadenas industriales y de suministro.
En cuarto lugar, robustecer la cooperación regional y multilateral. Es importante realzar los valores asiáticos, responder al enclaustramiento con apertura, reemplazar la exclusión con inclusión, practicar el verdadero multilateralismo y defender el sistema multilateral del comercio centrado en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Se necesita reanudar lo antes posible las negociaciones sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre China, Japón y la República de Corea, implementar con altos estándares de calidad la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés) y hacer avanzar el proceso de establecimiento de un Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico (FTAAP, por sus siglas en inglés).
Los diversos departamentos participantes realizaron una comunicación profunda sobre ámbitos como macropolíticas, economía, comercio e inversión, economía digital, desarrollo verde, ecología y protección medioambiental, intercambios culturales y de pueblo a pueblo, y cooperación regional, planificaron la cooperación en la siguiente etapa y alcanzaron amplios consensos.
Wang Yi resumió señalando que este diálogo, con un alcance más extenso y discusiones más profundas, ha mejorado el entendimiento mutuo y fortalecido la confianza en la cooperación. Esto demuestra plenamente que la cooperación económica entre China y Japón cuenta con una base sólida, amplias perspectivas y una fuerza motriz endógena. Frente al desenfrenado proteccionismo unilateral, este diálogo ha emitido una voz para apoyar el sistema de libre comercio, observar las reglas del comercio internacional y adaptarse a la globalización económica, lo cual es lo más oportuno y será ampliamente acogido por la comunidad internacional. Ambas partes necesitan ampliar aún más sus horizontes, expandir la cooperación en campos emergentes y continuar inyectando flamantes connotaciones a las relaciones estratégicas mutuamente beneficiosas entre China y Japón.