El consejero de Estado y ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, asistió el 6 de agosto de 2021 por la noche a la reunión de ministros de Relaciones Exteriores del 28º Foro Regional de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN ARF, por sus siglas en inglés), a través de un enlace de video.
Wang Yi dijo que, ante el impacto de la pandemia y la reaparición de la geopolítica, la parte china cree que, para mantener la paz y la estabilidad regionales, hay que practicar el verdadero multilateralismo y abordar conjuntamente los cinco principales desafíos de seguridad a los que se enfrenta esta región a través del fortalecimiento de la solidaridad y la cooperación.
En primer lugar, hay que construir una línea antipandémica sólida para responder conjuntamente a los desafíos de la pandemia de COVID-19. La tarea urgente actualmente es reforzar la cooperación en materia de vacunas y proteger la vida, la salud y la seguridad de las personas en la región. Hasta ahora, China ha proporcionado 460 millones de dosis de vacunas a países de la región asiática, incluidos más de 190 millones de dosis a los países de la ASEAN. El presidente Xi Jinping anunció solemnemente ayer que China se esforzaría por ofrecer 2.000 millones de dosis de vacunas al mundo a lo largo de este año, y que donaría 100 millones de dólares estadounidenses al "Fondo de Acceso Global para Vacunas contra la COVID-19" (COVAX, por sus siglas en inglés), para satisfacer las necesidades de vacunas de los países en desarrollo. Esta es otra medida importante tomada por la parte china, que ha demostrado su firme actitud responsable. Al tiempo que se emprende la lucha contra el virus que causa la COVID-19, también es necesario resistir el virus político. El trabajo de trazabilidad debe llevarse a cabo en múltiples países y lugares donde se han encontrado casos tempranos. El trabajo científico no debe ser politizado, el virus no debe ser encasillado, y la trazabilidad mucho menos debe ser instrumentalizada.
En segundo lugar, hay que robustecer la cooperación multilateral, para abordar en común los desafíos de seguridad no tradicionales. Es menester trabajar con esfuerzos aunados para hacer frente a los problemas que existen en esta región, incluidos el clima extremo, el terrorismo, el crimen transnacional, y la seguridad cibernética. La parte china, durante su mandato como copresidente de la reunión entre sesiones del ARF sobre el socorro en casos de desastre (ARF ISM DR, por sus siglas en inglés), organizó la 19ª ARF ISM DR. La parte china concede gran importancia a la cooperación en materia de seguridad cibernética, ha presentado la Iniciativa Global sobre Seguridad de Datos, y hace un llamamiento a no usar la tecnología informática para robar datos importantes de otros países o para recopilar ilegalmente información de ciudadanos, y a no establecer puertas traseras en productos y servicios de tecnología de la información. China también apoya la formulación de la Convención de las Naciones Unidas contra el Delito Cibernético, y espera trabajar con el resto del mundo para salvaguardar de forma conjunta la seguridad en el ciberespacio. Recientemente, los cambios en la situación en Afganistán han aumentado drásticamente los riesgos de terrorismo en la región, a lo que todas las partes deben otorgar gran importancia y tomar medidas eficaces destinadas a la prevención.
En tercer lugar, hay que defender la posición central de la ASEAN, para responder codo con codo a los desafíos de la confrontación geopolítica. Es necesario apreciar y llevar adelante la estructura de cooperación regional centrada en la ASEAN, estar alerta e impedir que algunas potencias fuera de la región intenten promover e implementar nuevas estrategias regionales para comenzar todo de nuevo y practicar la confrontación entre bloques a través de la disuasión militar. Hace falta emprender esfuerzos conjuntos para garantizar que la cooperación regional mantenga una dirección sana y correcta, tener en cuenta las demandas y peticiones de todas las partes, adoptar una actitud inclusiva ente los intereses de todas las partes, fomentar la seguridad común y lograr una paz y estabilidad regionales duraderas.
En cuarto lugar, salvaguardar el principio de no injerencia en los asuntos internos, para hacer frente codo con codo a los desafíos de la política del poder. La no injerencia en los asuntos internos constituye un principio importante consagrado en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y una de las normas básicas de las relaciones internacionales, es un debido comportamiento justo para practicar el multilateralismo, y también es un escudo sólido con el que los numerosos países en desarrollo salvaguardan su independencia soberana y sus derechos legítimos. Todos los países son iguales entre sí y pueden fortalecer los intercambios y la comprensión con apego a un espíritu de respeto recíproco. Sin embargo, no se puede imponer las propias preferencias y hostilidades a los demás, ni recurrir al disfraz falso de la democracia y los derechos humanos para entrometerse arbitrariamente en los asuntos internos de otros países, e incluso para buscar beneficios geopolíticos privados. La mayoría de los países de Asia Oriental comparten experiencias de ser intimidados y humillados por grandes potencias en la historia. No obstante, en la época actual, no debe haber más proselitistas que pregonen enseñanzas a los demás, ni se necesitan los supuestos "salvadores". El destino de cada país debe estar en sus sendas manos, y el futuro de la región debe ser creado conjuntamente por todos los países de la región.
En quinto lugar, hay que comprometerse con la dirección de diálogos de paz, para abordar en común los desafíos candentes regionales. Acerca de la península de Corea, la parte china continuará apoyando la promoción de la desnuclearización de la Península y el establecimiento de un mecanismo de paz en la Península de acuerdo con el enfoque de "dos vías que avanzan juntas" y con el principio de acciones graduales y sincronizadas, a fin de materializar una resolución política de la cuestión peninsular. En cuanto a la situación en Myanmar, China apoya al enviado especial de la ASEAN para Myanmar para que utilice "la manera de la ASEAN" para ayudar a Myanmar a encontrar una solución adecuada. La comunidad internacional debe respetar seria y fielmente la soberanía y la elección del pueblo de Myanmar, hacer más cosas que conduzcan a salvar las discrepancias, y evitar echar gasolina al fuego e intervenir de manera inadecuada. Con respecto a la cuestión del Mar Meridional de China, la parte china está dispuesta a alcanzar cuanto antes, con los países de la ASEAN, un "Código de Conducta en el Mar Meridional de China" (COC, por sus siglas en inglés) que sea eficaz, que cuente con un contenido sustancial, y que esté en línea con el derecho internacional, incluida la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, sobre la base de la Declaración sobre la Conducta de las Partes en el Mar Meridional de China (DOC, por sus siglas en inglés), con miras a hacer del Mar Meridional de China un mar de paz y de cooperación.
Los países de la ASEAN afirmaron que se tiene que respetar el principio de no injerencia en los asuntos internos y que, especialmente, no se puede utilizar los derechos humanos como una herramienta política y practicar el doble rasero. El manejo de la cuestión de la trazabilidad del virus debe basarse en la ciencia, no se puede llevar a cabo la manipulación política a este respecto. Los ministros de Relaciones Exteriores pidieron mantener la paz y la estabilidad en el Mar Meridional de China, reconocieron plenamente los esfuerzos de China y la ASEAN para impulsar las consultas para el COC superando el impacto de la pandemia, y consideraron que los países de la región tienen completamente suficiente capacidad y sabiduría para resolver adecuadamente las discrepancias mediante negociaciones, a efectos de lograr una coexistencia armoniosa y un desarrollo común. Los ministros de Relaciones Exteriores enfatizaron que no se puede practicar la confrontación geopolítica, la división ni la oposición, y dijeron que no esperan que los países de la región se vean obligados a elegir entre bandos y a caer en dilemas, y que tampoco quieren que la región se convierta en un campo de batalla destinado a la lucha entre grandes potencias. También expresaron su deseo de que todos los países se solidaricen y cooperen, y que se enfoquen en la lucha antipandémica y en la recuperación económica, para superar de manera conjunta las dificultades y los desafíos a los que se enfrenta el desarrollo, con el fin de crear más beneficios para los pueblos.