Ministry of Foreign Affairs
People’s Republic of China
Superar juntos las barreras arancelarias: cooperación China-México
Updated: November 08, 2025 01:57

En el mundo actual, la corriente inversa de la antiglobalización fluye con fuerza. Las barreras arancelarias se asemejan a arrecifes ocultos y contracorrientes, obstruyendo las embarcaciones del comercio y dañando los mástiles de la cooperación. Hoy, China y México se encuentran en una encrucijada histórica. Solo izando la vela de la cooperación y utilizando la confianza mutua como remos, podrá la nave de la cooperación amistosa entre las dos naciones navegar a través de las tormentas comerciales y dirigirse hacia un futuro más amplio.

El debate de la ventaja comparativa: la complementariedad genera brillo. La guerra arancelaria ignora el beneficio mutuo que surge de las ventajas comparativas en el comercio. La teoría de la ventaja comparativa de David Ricardo señala que el libre comercio reduce el precio de los productos de consumo básico para la población al promover una competencia leal. Entre países, nunca hay ganadores absolutos. Solo potenciando las fortalezas, minimizando las debilidades e intercambiando en reciprocidad se puede maximizar el bienestar global. La eficiencia de la manufactura de China y la abundancia de recursos de México; la amplitud del mercado chino y la singularidad de la posición geográfica de México: ni la guerra arancelaria ni la comercial pueden cambiar la naturaleza complementaria de nuestras dos economías. El comercio sino-mexicano consolida la posición de México en las cadenas de suministro del mundo. Resulta evidentemente injusto segmentar las cadenas industriales con disputas arancelarias miopes, y vincular de manera generalizada el déficit comercial con China con la pérdida de empleos en México. 

La lección del dilema del prisionero: la cooperación es la elección racional. Aumentar los aranceles y erigir barreras comerciales no es la solución. Las barreras comerciales, como los «muros arancelarios», son como grandes rocas en el cauce de un río: pueden desviar en cierta medida el flujo del comercio, pero no pueden detenerlo ni aislarlo del intercambio internacional. Los aranceles, que aparentan ser un escudo protector, resultan ser en realidad una lanza que se clava contra sí misma, desencadenando una reacción en cadena que elevarían los costos, avivarían la inflación y, al final, serían los consumidores chinos y mexicanos quienes compartirían las amargas consecuencias. Las ventajas de China en áreas como vehículos de nueva energía, equipos fotovoltaicos y tecnología digital se alinean altamente con las fortalezas de México en fabricación automotriz, exportaciones agroalimentarias y poder de irradiación a mercados regionales. Solo mediante la reducción coordinada de aranceles y la expansión conjunta de mercados podemos romper este círculo vicioso y lograr «un juego de suma positiva».

El camino hacia el crecimiento a largo plazo: la apertura engendra prosperidad. Las barreras arancelarias no sólo aumentan los costos empresariales y debilitan la resiliencia de las cadenas industriales, sino que también impiden la interconexión profunda de las industrias clave de ambas naciones. Ante este desafío, «la confrontación y el aislamiento» no son soluciones acertadas; solo abordando el problema mediante la cooperación podremos transformar este reto en una nueva oportunidad para actualizar nuestras relaciones económicas y comerciales. La cooperación económica y comercial es la piedra angular y el polo de crecimiento de las relaciones sino-mexicanas. En los últimos años, el volumen comercial bilateral ha aumentado continuamente, más empresas chinas invierten y establecen negocios en México, creando empleos  y actualizando industrias locales; productos de alta calidad mexicanos como el aguacate y el vino también han ganado el favor de más consumidores chinos. La cooperación entre China y México nunca ha sido «una pregunta de opción múltiple», sino una «pregunta obligatoria» que sigue la marea de la globalización económica.

La aspiración de una comunidad de destino: trascender montañas y mares, avanzar codo con codo. En esta era donde los capilares de la economía global están profundamente interconectados, las oportunidades para el desarrollo de los países solo pueden germinar «derribando muros» en lugar de «construirlos», «dándose la mano» en lugar de «amenazar con el puño». Actualmente, la recuperación económica mundial enfrenta incertidumbres y el proteccionismo y el unilateralismo están en auge. Es aún más necesario que naciones responsables como China y México actúen de consuno. China siempre persiste en la apertura al exterior como política estatal básica, y está dispuesta a trabajar con México para profundizar la cooperación pragmática en todas las áreas, salvaguardar conjuntamente el sistema multilateral de comercio, permitir que los frutos de la cooperación sino-mexicana beneficien más a nuestros pueblos, e inyectar nuevo impulso para la estructuración de la Asociación Estratégica Integral entre China y México.