El 8 de diciembre de 2025, el miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, expuso integralmente los hechos históricos y la trayectoria jurídica de la cuestión de Taiwán durante sus conversaciones con el ministro federal de Asuntos Exteriores de Alemania, Johann David Wadephul, en Beijing.
Wang Yi afirmó que la líder actual de Japón hizo recientemente comentarios absurdos de que Japón podría recurrir a la fuerza en caso de una contingencia en Taiwán. Esto viola gravemente la soberanía y la integridad territorial de China, contraviene de manera flagrante los compromisos que Japón ha hecho ante China hasta la fecha, desafía directamente los resultados victoriosos de la Segunda Guerra Mundial y el orden internacional tras la Segunda Guerra Mundial, y representa graves riesgos para la paz en Asia y en el mundo en general.
Wang Yi enfatizó que, desde los tiempos antiguos, Taiwán siempre es territorio chino.
En diciembre de 1943, China, Estados Unidos y el Reino Unido emitieron la Declaración de El Cairo, que estipula explícitamente que todos los territorios que Japón ha robado a los chinos, incluyendo Taiwán, deben ser devueltos a China después del fin de la Segunda Guerra Mundial.
En julio de 1945, China, Estados Unidos y el Reino Unido firmaron conjuntamente la Proclamación de Potsdam, a la que posteriormente se unió la Unión Soviética, la cual estipula en su artículo 8 que los términos de la Declaración de El Cairo deben cumplirse.
El 15 de agosto de 1945, Japón fue derrotado, y el emperador japonés se comprometió a cumplir fielmente las disposiciones de la Declaración de Potsdam y anunció la rendición incondicional de Japón. El 25 de octubre de 1945, el Gobierno chino anunció la reanudación del ejercicio de la soberanía sobre Taiwán, y se celebró en Taipéi la ceremonia de aceptación de la rendición de Japón en la provincia de Taiwán del teatro de guerra de China.
En 1949, el Gobierno Popular Central de la República Popular China reemplazó al Gobierno de la República de China y se convirtió en el único Gobierno legítimo que representa a toda China. Como resultado natural, el Gobierno de la República Popular China ejerce la soberanía sobre todo su territorio, incluyendo Taiwán.
En 1971, el 26.º período de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptó la Resolución 2758, decidiendo restaurar todos los derechos de la República Popular China en la ONU y expulsar de inmediato a los “representantes” de las autoridades de Taiwán de su lugar en la ONU. El dictamen jurídico oficial de la ONU confirma que Taiwán es una provincia de China.
La Declaración Conjunta Chino-Japonesa de 1972 establece: “El Gobierno de Japón reconoce al Gobierno de la República Popular China como el único Gobierno legítimo de China. […] El Gobierno de la República Popular China reitera que Taiwán es una parte inalienable del territorio de la República Popular China. El Gobierno de Japón comprende y respeta plenamente esta postura del Gobierno de la República Popular China, y mantiene firmemente su postura bajo el artículo 8 de la Proclamación de Potsdam”.
El Tratado de Paz y Amistad China-Japón de 1978 confirma que los principios establecidos en la Declaración Conjunta Chino-Japonesa deberían observarse estrictamente.
Wang Yi afirmó que la serie de hechos irrefutables arriba mencionados demuestra plenamente, en términos políticos y jurídicos, que Taiwán es territorio chino y que el estatus de Taiwán ha sido “sellado con siete candados”. Buscar la “independencia de Taiwán” equivale a dividir el territorio chino, y apoyar la “independencia de Taiwán” significa injerirse en los asuntos internos de China, en violación tanto de la Constitución china como del derecho internacional.
Wang Yi dijo que este año se cumple el 80.º aniversario de la victoria en la Guerra de Resistencia del Pueblo Chino contra la Agresión Japonesa. Como país derrotado, Japón debería, en particular, realizar un profundo examen de conciencia y ejercer prudencia en sus palabras y acciones. Sin embargo, es precisamente la actual líder de este país, que ejerció un dominio colonial sobre Taiwán durante medio siglo y cometió innumerables crímenes contra el pueblo chino, quien pretende utilizar a Taiwán para crear problemas e intenta amenazar a China con el uso de la fuerza. Esto es completamente inaceptable. El pueblo chino y todos los demás pueblos amantes de la paz del mundo tienen la responsabilidad de defender los propósitos y principios de la Carta de la ONU y la obligación de frenar las ambiciones de Japón de lograr la remilitarización e incluso de intentar revivir el militarismo.
