Pregunta: Con respecto al reciente incidente violento en Lhasa, alguna gente afirma que Dalai no es un secesionista. ¿Qué comentario tiene Ud. sobre ello?
Respuesta: Dalai no es una simple figura religiosa, sino un exilado político que, con rótulo religioso, se dedica durante muchos años a actividades a nivel internacional encaminadas a escindir la patria y sabotear la unidad nacional.
En primer lugar, Dalai rehúsa reconocer al Tíbet como una parte de China desde tiempos antiguos, afirmando que el Tíbet es un país ocupado por China. En segundo lugar, rehúsa reconocer al sistema social existente en el Tíbet, y trata de derribarlo y reemplazarlo con otro nuevo. En tercer lugar, él persevera en establecer la llamada"gran zona tibetana"que ocuparía cerca de la cuarta parte del territorio chino, pero que nunca ha existido en la historia. En cuarto lugar, pide al gobierno central retirar sus fuerzas armadas de la"gran zona tibetana". En quinto lugar, quiere que se retiren de la "gran zona tibetana"todas las personas que no sean tibetanos. El llamado "gobierno en exilio del Tíbet"de la camarilla de Dalai planea en la"Carta de los Tibetanos en el Exilio"establecer una"República Federal, Democrática y Autónoma".
Lo que ha dicho y hecho Dalai en las últimas décadas demuestra que él nunca ha abandonado realmente su posición secesionista, ni ha cesado de sus actividades separatistas. El grave incidente delictivo y violento de agresiones, destrucción de propiedades, saqueos e incendios ocurridos en Lhasa es planeado e instigado con esmero por la camarilla de Dalai y demuestra una vez más la esencia separatista de esa camarilla. Demuestra también el carácter hipócrita y fraudulenta de su pregonada"paz"y"no violencia".
